2016
Beyond Kafala: Remedying Human Rights Abuses of Migrant Workers in the Persian Gulf
by Ryan Jones
Abstract:
The six nations that comprise the Gulf Cooperation Council (GCC)—Bahrain, Kuwait, Oman, Qatar, Saudi Arabia, and the United Arab Emirates—have found themselves severely criticized for the abhorrent conditions that migrant workers frequently face in these countries. One common target of criticism is the kafala system, used to regulate migrant workers in the Persian Gulf and neighboring Arab states. The kafala system requires foreign workers to obtain a sponsor—typically the migrant’s employer—and receive permission before leaving or changing jobs. Many critics argue that the power kafala gives to employers fosters human rights abuses, including nonpayment of wages, inhumane living conditions, human trafficking, as well as physical, sexual, and psychological abuse. As a result, these critics have called for the repeal of kafala as well as a push for additional labor law reform and stricter enforcement. However, as evidenced by Bahrain’s unsuccessful efforts to curtail abuse by dismantling kafala through outreach and labor law reform, merely removing the traditional pillars of kafala is insufficient. This paper examines the method of “root cause analysis” employed by many NGOs and activist groups, drawing on Susan Marks’ critique of such thinking. I argue that attention to legal conditions is insufficient, and that abuses in the GCC are unlikely to significantly subside until gross economic inequality between labor source nations and the GCC is reduced. I also consider an argument made by Eric Posner and Glen Weyl suggesting that the most effective way to combat economic inequality between countries is to encourage migration as it exists in the GCC—by drawing extremely high numbers of a country’s workforce from some of the world’s poorest nations.
Keywords: Kafala, migrant workers, Bahrain, economic inequality, root cause analysis
Resumen:
Las seis naciones que comprenden el Consejo de Cooperación para los Estados Arábes del Golfo (CCG)- Bahrain, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos- han recibido importantes críticas por las aborrecibles condiciones de trabajo que enfrentan los trabajadores migrantes en esos países. Una crítica frecuente es al sistema kafala, sistema utilizado para regular a los trabajores migrantes en el Golfo Pérsico y los países arábes de la zona. El sistema kafala exige que un trabajador extranjero obtenga un auspicio -típicamente por parte del empleador del migrante- y deba obtener permiso antes de dejar o cambiar un trabajo. Mucho críticos argumentan que el poder que el sistema kafala le otorga a los empleadores fomenta violaciones a los derechos humanos, que pueden incluir el no pago del salario, condiciones de habitabilidad inhumanas, trata de personas, como también abusos físicos, sexuales y psicológicos. Como resultado de estos, los críticos sostienten que debe terminarse el sistema kafala y adicionalmente debe producirse una reforma en la legislación laboral que también debe ser aplicada de forma más estricta. Sin embargo, Bahrain fracasó al intentar terminar con los abusos tan solo desmentalando el Kakala y produciendo algunas reformas laborales, lo que muestra que tan solo remover los pilares del sistema kafala no es suficiente. Este artículo examina el método “análisis de las raíces de una problema” que utilizan muchas ONGs y activistas siguiendo las críticas de Susan Marks. Argumento que poner atención tan solo a las conficiones legales es insuficiente, y que los abusos en el CCG no van parar hasta tanto las groseras inequidades entre las naciones que ofrecen los trabajos y el CCG se reduzcan. Asimismo, considero un argumento de Eric Posner y Glen Wey, estos autores sugieren que la forma más efectiva de combatir la desigualdad económica entre los países es alentar la migración tal cual existe en el CCG, es decir, mediante la extracción de un número extremadamente alto de la fuerza de trabajo para un país de algunas de las naciones más pobres del mundo.
About the author:
Ryan Jones is a JD student at the University of Texas School of Law.